Biografía

Fernando VI niño

Fernando VI, niño, por Jean Ranc (1723)

El futuro Soberano de España y de las Indias nació en el Alcázar Real de Madrid el 23 de septiembre de 1713. Fue el cuarto y último hijo del matrimonio de Felipe V con María Luisa Gabriela de Saboya, y el segundo de estos vástagos que ceñiría la Corona de España.

Primogénito de este matrimonio fue el Infante D. Luis, nacido en Madrid el 23 de agosto de 1707, en un momento de gran euforia de la Corte de Felipe V, debido a la decisiva victoria en la batalla de Almansa, apenas cuatro meses antes. Príncipe de Asturias desde 1709, sucedió a su padre en enero de 1724, debido a la abdicación de Felipe V, bajo la denominación de Luis I. Sin embargo, el reinado sería de lo más efímero, pues Luis falleció de viruelas el 31 de agosto del mismo año, forzando a Felipe V a asumir de nuevo la Corona.

Los hijos segundo y tercero fallecieron prematuramente. El Infante D. Felipe Pedro durante el primer mes de vida, en 1709, y el Infante D. Felipe Pedro Gabriel a los doce años de edad. Estas circunstancias convirtieron a Fernando en Príncipe de Asturias y, posteriormente, en Rey. La muerte de Luis le sumió en una gran tristeza.

Fernando fue un niño solitario y enfermizo, que recibió pocos afectos hasta que contrajo matrimonio con Bárbara de Braganza. Perdió a su madre con apenas seis meses de edad y su padre reservó su cariño para su hermano Luis. A ello debemos sumar que su madrastra Isabel de Farnesio, la segunda esposa de Felipe V, siempre buscó aislarle de su padre, en su intento por reservar el favor de Felipe V para sus hijos, Carlos, Francisco, María Victoria, Felipe, María Teresa Rafaela, Luis y María Antonia Fernanda.

Reflejo de esta situación familiar fue el descuido con el que fue educado, a diferencia de su futura esposa. Recibió una instrucción básica, despreocupada por parte de sus maestros y desapasionada por la suya, sin mostrar grandes aptitudes para el estudio. En cuanto a las artes manifestaría interés por la música, más tarde fomentado por Bárbara de Braganza y su maestro Domenico Scarlatti.

Fernando, Príncipe de Asturias

Fernando, Príncipe de Asturias, por Jean Ranc (1725)

La muerte de Luis I y el regreso al trono de Felipe V le convirtieron en el nuevo heredero de la Corona. Así, prestó juramento como Príncipe de Asturias en el Monasterio de San Jerónimo el Real, el 25 de noviembre de 1724. Su cuarto, que había sido creado en 1721 por su condición de Infante de España, quedó bajo la dirección del Duque de Béjar, con el Conde de Salazar como Sumiller de Corps.

El matrimonio del Príncipe de Asturias con Bárbara de Braganza no invirtió esta situación. La pareja vivió en Sevilla y en Madrid, alejados de la Corte, hasta la muerte de Felipe V en 1746. No es de sorprender que una de las primeras decisiones regias de Fernando VI fuese ordenar a Isabel de Farnesio que abandonase su residencia del Palacio del Buen Retiro.

Carlos III

Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España, por Giuseppe Bonito (1740)

Bárbara de Braganza supo dar al Rey el afecto de que había carecido toda su vida. Disfrutaban mucho el uno en compañía del otro, tanto que solían comer y cenar en solitario. Fernando gustaba mucho del deporte regio de la caza, al que solía dedicar muchas tardes, antes de despachar por las noches los asuntos de estado. También del baile, muy del gusto francés que se había introducido en la Corte española desde el advenimiento de los Borbones. Durante los primeros años de su reinado, Fernando se sintió una persona nueva, libre del aislamiento y la represión que la actitud dominante de Isabel de Farnesio le había obligado a soportar durante tres décadas.

Pero la salud delicada que siempre había tenido Bárbara de Braganza y que la llevó, primero a la enfermedad y luego al sepulcro, fue minando también la salud y facultades del Rey, hasta el punto de que no lograría sobrevivirla más de un año. Murió en una reclusión y aislamiento voluntarios en el castillo de Villaviciosa de Odón, el 10 de agosto de 1759, sin haber cumplido todavía los cuarenta y seis años.

Al no tener descendencia, la sucesión correría a cargo de su hermanastro Carlos, Rey de Nápoles. Después de todo, Isabel de Farnesio conseguiría sentar a uno de sus hijos varones en el trono de España: Carlos III.