Ideario Monárquico

El Capítulo Noble de Fernando VI es una Corporación Nobiliaria Española que, como tal, acepta las normas y usos tradicionales de la legislación nobiliaria española. Asume, pues, que desde este punto de vista, la Hidalguía es la base de la nobleza, a tenor de la Real Pragmática de Felipe IV de 10 de febrero de 1623.

Carlos I

Carlos I, Rey de España y Sacro Emperador Romano (1500-1558)

Pero no puede desconocerse la inapelable realidad de que el fundamento de toda nobleza, no sólo en España sino en cualquier país, reside en la Corona. Es un acto discrecional de la voluntad regia el que crea toda nobleza y es su devenir posterior, generación tras generación, lo que transformará esa nobleza o no en Hidalguía.

No solamente porque su finalidad esencial sea la reivindicación y recuerdo de un reinado se declara monárquico el Capítulo Noble de Fernando VI. Resulta totalmente incongruente que una Corporación Nobiliaria no comulgue con los ideales y principios monárquicos, ya que la nobleza nace invariablemente de la Corona y del ejercicio por parte del Rey de sus facultades, entre las que se encuentra la concesión de honores nobiliarios.

Uno de los fines del Capítulo Noble es, precisamente, promover el conocimiento y la difusión de los valores y principios de la Monarquía. Este es el motivo por el cual se admiten como miembros de la Corporación, a título honorario, a todos aquellos Soberanos, Príncipes y miembros de Familias Reales legítimas y de contrastada presencia y conocimiento en el mundo nobiliario y caballeresco, gocen o no del reconocimiento oficial de sus estados de origen. Reciben todos ellos la condecoración del Collar, la máxima que el Capítulo Noble puede otorgar, reservado a miembros de Familias Reales y altas jerarquías de la Iglesia Católica. En el apartado de miembros distinguidos, que se actualiza periódicamente, puede consultarse la nómina de estos condecorados.

En los últimos años se viene acudiendo a criterios materialistas y pragmáticos para defender la continuidad de la Monarquía, al menos en España. Se dice, por ejemplo, que la Corona es una institución del Estado más barata de mantener que la Presidencia de una República. Por muy cierto que sea o pueda ser, existen otras muchas consideraciones que se pueden traer a colación sin acudir a justificaciones de esta índole.

La Monarquía es, entre otras y además de un sentimiento, una suma de muchas cosas. Baste con citar cinco de las más destacadas, por muchas más que sean:

1- Es neutral, porque no se alinea con facciones políticas, sino que se encuentra por encima de ellas.
2- Es tradición, porque su carácter hereditario así se lo imprime.
3- Es continuidad, porque su ideario y valores no están sujetos a mutaciones políticas o electorales.
4- Es unidad, porque es de todos y es de todos porque no representa a ningún partido o bando.
5- Es legítima, porque puede tener encaje en los ordenamientos constitucionales de nuestra época.